Comúnmente suele
confundirse “medio ambiente” y “ecologismo” y, en el peor de los casos, ambos
términos con el de “ecología”. Precisemos. El ecologismo es el activismo con el
objetivo establecido de mejorar el medio ambiente. Lo cual se traduce en
programas de educación pública, de apoyo, legislación y tratados. Mientras que
la Ecología es una ciencia, un estudio científico de la relación entre los
organismos y su medio ambiente.
Para
testificar de la larga historia del término (no se puede alegar ignorancia
solamente) traigo a colación la primera referencia explícita de la palabra “ecología”,
la cual data de 1866 cuando el zoólogo alemán Ernst Haeckel, luego de leer a
Darwin, escribió:
“Entendemos
por ecología el cuerpo del conocimiento referido a la economía de la
naturaleza, la investigación de las relaciones totales del animal tanto a nivel
inorgánico como orgánico. Incluye sobre todo, sus relaciones amistosas y no
amistosas con aquellos animales y plantas con los cuales entra en contacto
directa o indirectamente, en una palabra, la Ecología es el estudio de aquellas
relaciones complejas a las que se refería Darwin como condiciones de lucha por
la existencia”.
Según vemos
en Haeckel, la lucha por la existencia (teoría de la selección natural) es la
piedra angular de la ciencia de la ecología. Provee un mecanismo que permite
que el estudio de la ecología vaya más allá de las descripciones de la historia
natural y examina los procesos que controlan la distribución y la abundancia de
organismos.
Dicho esto,
¿qué espera el marxismo contemporáneo en todas sus variantes e intérpretes en
incorporar dicha ciencia en la reelaboración de sus programas políticos? Es
incongruente que la política marxista (de las demás corrientes se puede llegar
a entender su interesado reduccionismo) solo privilegie a la economía, la
sociología, la psicología y la filosofía, en desmedro de una de las ciencias
más importantes y estructurales de la existencia, la ecología. Es obsceno que
hablemos de las tasas de interés y la proporcionalidad de los ajustes del
sistema sin mirar las limitaciones ecológicas que nos plantean el estado actual
de nuestra biosfera. El marxismo debe ser superado, no hay dudas de ello. Una
abordaje comprometido de nuestros problemas no puede solo reducirse el análisis y propuesta de acción sobre la mera cuestión económica de la lucha de clases. Debe
sumarle nuevas aristas que replanteen tanto la cuestión organizativa para la
lucha como el tipo de propaganda y preparación para el futuro inminente. Y es la Ecología a la que deberemos recurrir
principalmente para plantear consignas que sean consistentes con lo que el
socialismo pretende, que no es otra que lograr sobrevivir a esta gran colapso, sin
que ello signifique renegar de la sepultura de la burguesía y su sociedad de
consumo.