martes, 29 de enero de 2019

William Morris y su abandono de las ciudades



William Morris tiene esta novela -poco conocida- que es una descripción de la invasión de la ciudad al campo, sí, como leyeron, unos ciudadanos desesperados por volver a ser campesinos. Es que la novela intenta imaginar el paso del capitalismo al socialismo, y para los años que corren para su pluma (1890) se puede decir que Morris es todo un adelantado. El hipotético socialismo, con todo lo que sabemos en pleno siglo XXI, no tendrá más remedio que abandonar progresivamente las complejas ciudades y hacer lo que Morris dice en la novela, crear lo justo y necesario, ni un poco más ni menos.

Aquí el libro:
https://es.scribd.com/document/274308346/Noticias-de-Ninguna-Parte-William-Morris-Novela

domingo, 27 de enero de 2019

James Lovelock, un imprescindible



Fascinante libro y que todo humano sobre la tierra debe leer. James Lovelock un científico que demostró que la ciencia no siempre está al servicio de la razón capitalista, aun siendo financiada por ella misma. En este libro sienta las bases de su Hipótesis Gaia, la cual plantea que la biosfera terrestre es un sistema autorregulado. 

Lovelock no es cualquier científico; a finales de los 60, fue llamado por la NASA para que fabricara nada menos que un aparato capaz de detectar vida en Marte. En sus estudios descubrió -antes de que las misiones espaciales llegaran con sus sondas- que en Marte no podía haber vida. Partió del razonamiento de que Marte no podría tener abundancia de vida, pues si fuera así, su mera presencia modificaría las propiedades del entorno radicalmente; en el caso de la Tierra tiene concentraciones de gases muy alejadas del equilibrio químico, como el oxígeno, que es muy reactivo y debería desaparecer si no fuera precisamente por la presencia de vida. Como la atmósfera de Marte era químicamente  inerte -en equilibrio-, la conclusión de Lovelock era que en Marte no podía existir vida, salvo quizás en trazas. A la NASA no le gustó la idea (que dejaba sin "propaganda" las misiones a Marte). Obviamente a la mayoría de la comunidad científica, que es mecanicista, no le gustó esta visión organicista de la evolución, sin embargo, Carl Sagan lo ayudó a publicar este notable paso adelante en la investigación en su famosa revista Icarus. Hoy sabemos que Lovelock es imprescindible para abandonar el enfoque pesimista de que la naturaleza es una fuerza primitiva a someter y conquistar, así como aquella idea de que nuestro planeta sería una nave demente sin piloto ni propósito que da vueltas interminables alrededor del Sol. 

Pero, por sobre todo, Lovelock nos ayuda a posicionarnos políticamente frente al desequilibrio ecológico. Si Gaia es una entidad compleja que comprende el suelo, los océanos, la atmósfera y la biosfera terrestre y ese  conjunto constituye un sistema cibernético autorregulado por realimentación que se encarga de mantener en el planeta un entorno físico y químicamente óptimo para la vida, los humanos y sus programas políticos deben cambiar radicalmente bajo pena de ser eliminados por los procesos regulatorios de Gaia.

jueves, 24 de enero de 2019

Quien afirme que la tecnología humana logrará salvar a la civilización occidental del colapso miente descaradamente




Hay que dejar el antropocentrismo y pasarse al gaiacentrismo (Gaia = biosfera) . Aunque seamos humanos y defendamos humanos, no es razón para desconocer la existencia de la empatía, esta vez con Gaia. Nuestro conflicto surge porque la modernidad capitalista se ha des-integrado de la gaia, es decir su modelo civilizatorio se ha hecho insostenible.

Un físico español, Carlos de Castro Carranza, habla de la necesidad de reivindicar lo que él llama el Principio de humildad, el cual debe reconocer que Gaia lo hace y lo hará siempre mejor que nosotros.  Por ejemplo, la sociedad capitalista moderna  presume de la fábrica de coches Minis Cooper en Inglaterra. Sin embargo, esa tecnología es una mierda comparado con una bacteria. Desde el punto de vista de los procesos, de la complejidad como el de la regulación, es una mierda. Otro ejemplo, los fertilizantes buscan fijar el nitrógeno. Mientras los hongos lo hacen en cualquier sitio a temperaturas y presiones  normales, nosotros necesitamos hacerlo a 400 grados de temperatura y presiones de varias atmósferas, etc.  O sea, mucho más costoso para hacer lo que un simple hongo hace a temperatura ambiente.  No tenemos tecnología para hacer eso. Fijar el nitrógeno de una manera eficientemente barata, simplemente, no podemos, mientras que la tecnología Gaia sí. 

Vayamos a otro ejemplo, comparemos la planta fotovoltaica con un árbol. Comparemos ambas tecnologías, la fotonsíntesis con el proceso fotoeléctrico. 

Primero digamos que la planta fotovoltaica es una tecnología de punta, y solo está disponible en algunos lugares, mientras que la tecnología del árbol está por cualquier lado.
A decir verdad, la planta fotovoltaica solo transforma en electricidad el 2% o menos de la radiación que recibe (otro cantar es ese 20% que dicen los tecnólatras que se dan en condiciones de laboratorio). Por el lado de la fotosíntesis, se habla de una transformación del 1%. Pero la diferencia es que mientras la planta fotovoltaica solo produce electricidad (y en términos negativos provoca daños colaterales como los residuos) , el árbol tiene multifunciones, que además de producir fotosíntesis produce energía almacenada. Un árbol produce aproximadamente 10 vatios. A su vez, el árbol alimenta energéticamente a todos los animales. En la biosfera todo se mueve gracias a la fotonsíntesis. Los animales se alimentan de plantas  y están los que se alimentan de animales que a su vez se alimentaron de plantas; por lo que toda esa energía fluye gracias a los árboles. Pero como si fuera poco, un árbol se adapta a los cambios y se reproduce (las plantas fotovoltaicas no lo hacen), así como se alimenta solo y se autorepara. Además, el árbol bombea agua. Con todo esto se calcula que el rendimiento de un árbol en términos energéticos es del 50 %, algo muy superior al 2% de la planta fotovoltaica.
En fin, la tecnología gaiana, como lo es la de los árboles, es tan superior que además de todo lo dicho anteriormente colabora con los ciclos del agua, del oxígeno, del carbono, del nitrógeno y del fósforo. El árbol es uno de los grandes ingenieros de la biosfera.
La civilización humana, a pesar de su pedantería promovida por la modernidad capitalista, no solo no le hace ni sombra al árbol en materia tecnológica, sino que es la muestra decadente de un mundo al borde del colapso.

miércoles, 23 de enero de 2019

Thoreau y su vuelta al bosque


"Si un hombre pasea por el bosque por placer todos los días, corre el riesgo de que le tomen por un haragán, pero si dedica el día entero a especular cortando bosques y dejando la tierra árida antes de tiempo, se le estima por ser un ciudadano trabajador y emprendedor. ¡Como si una ciudad no tuviera más interés en sus bosques que el de talarlos!"
La lectura que se ha hecho de Thoreau ha sido, en su generalidad, burguesa. Que los hippies se hayan apropiado de sus textos y que los sectores de izquierda hayan menoscabado su valor no significa más que la confirmación del carácter burgués de su comprensión. La vuelta a los bosques, hoy, con la esquizoide tala de árboles a cuestas, no es solamente un planteo de vivir bajo un árbol. Tal vuelta impone un cambio total de paradigma frente a la naturaleza, frente a las estúpidas conductas humanas, frente al devenir del capital. Thoreau apuntó contra el mito del progreso con una puntería inusitada para se época.
Thoreau nos advertía que un árbol (el capitalismo) no nos dejaría ver el bosque, y cuando lo querramos ver, así como vamos, tendremos que verlo por fotos únicamente.
aquí el pdf para leerlo: