sábado, 27 de enero de 2018

La ciencia le pone el cronómetro en la mesa a la izquierda anticapitalista



Frente al inexorable declive del petróleo, hay distintas posiciones. Los que lo reconocen pero no están pensando en cómo resolver los problemas futuros, los que no lo reconocen directamente y los que reconociéndolo están anticipándose en idear respuestas a este enorme estallido que significará la pérdida irremediable de disposición de la energía para la supervivencia de la vida humana. 

Los dos primeros casos, los inmediatistas (aquí entra la mayoría de la izquierda anticapitalista) y los negadores respectivamente, no interesan para el análisis, más que para criticarlos por su silencio cómplice frente a la demencial situación que nos lleva el capitalismo. En el último grupo están estos científicos, como los del artículo, que hacen previsiones a través de modelos de proyección basados en investigaciones de décadas, para pensar de cuánto tiempo y recursos disponemos para cambiar la matriz energética en lo que pronto llamaremos mundialmente transición energética inevitable. 

Para estos científicos, dicha transición será de una exigencia más que importante (con capitalismo en pie sencillamente estamos muertos) : 

"De acuerdo con nuestras estimaciones, el coste energético de todas las infraestructuras que tendrían que soportar la transición renovable que se necesitarían en los próximos 25 años es de 160.500 millones de barriles equivalentes a petróleo. Teniendo en cuenta que hoy en día se consumen unos 35.000 millones de barriles al año, esta cantidad es bastante impresionante, ya que representa unos 5 años de la producción total de petróleo actual (asumiendo que ésta fuera energía neta, que encima no es el caso). Expresado en términos diarios, el coste energético de la transición representaría 17,6 millones de barriles diarios durante los próximos 25 años, lo cual es obviamente muchísimo (es aproximadamente el 22% de la energía neta de todos los líquidos del petróleo que se producían en 2015)".

Si reconocemos que la proyección que hacen estos científicos es correcta, la pregunta que debemos hacernos los revolucionarios es ¿podemos continuar defendiendo un programa político que no tiene integrado la caracterización de lo que más arriba se afirma? La comunidad científica ya en este preciso momento nos está poniendo el cronómetro para la toma del poder, y nos está obligando a prepararnos para una transición histórica, monumental, jamás vista, que de no hacerla  todo estará liquidado. Los anticapitalistas que dicen que el socialismo nos traerá como por arte de magia la remodelación absoluta de la matriz energética a través de las energías limpias, deberían ponerse a trabajar desde ahora, porque no habrá socialismo si seguimos siendo derrotados en cada lucha que damos. Tendremos que reeducarnos todos para lograr adaptarnos a la nueva realidad donde la energía escasa será la norma. Pensar que recién cuando tomemos el poder los trabajadores nos pondremos a ver cómo nos organizamos es un despropósito con semejante realidad al acecho. 




http://crashoil.blogspot.com.ar/2018/01/la-transicion-renovable-en-un-escenario.html

viernes, 19 de enero de 2018

Como decía Marcuse, el socialismo postindustrial será femenino o no será


Con una mayor aceleración de la entropía planetaria, se hace necesario repensar la sociedad posindustrial que deberemos construir. En una sociedad así, la racionalidad económica no puede ser la guía como ha venido siendo en nuestras sociedades occidentales. La búsqueda de actividades autónomas y de valores no económicos deberán ser el norte de esa construcción. Mientras que hoy algunos defienden abandonar los hogares para cambiar el mundo vía salario de por medio, con una sociedad en colapso tal consigna perderá todo su valor. En este preciso momento, el planeta exige una revolución no solo política, sino cultural. Empezar a desmarcarse de los principios de la competencia, acumulación y rendimiento para comenzar a poner en ejercicio los de reciprocidad, ternura, gratuidad y amor a la vida en todas sus formas, es base y condición sine que non para aquella sociedad del futuro. Y la que mejor puede ayudarnos a los humanos en las próximas décadas de crisis total es como dice Alain Touraine, la mujer:

“El movimiento feminista es un movimiento de liberación no de las mujeres sino de los hombres por las mujeres. En efecto, uno de sus aspectos más importantes, es que se opone a los modos financieros y militares, al poder del dinero y de los grandes aparatos, y que reivindica en nombre de una voluntad el organizar su propia vida, de trabajar relaciones personales, de amar y ser amada, de tener un hijo.
De todos los movimientos, es el movimiento feminista el que mejor resiste la creciente influencia de las grandes empresas sobre nuestra vida cotidiana. Solo las mujeres han preservado en ellas lo que el poder machista dominador aplasta en los hombres. Debido a que han sido totalmente excluidas del poder político y militar, las mujeres han logrado mantener vivas las capacidades relacionales que han sido amputadas a los hombres por los aparatos – o que los hombres mismos se han amputado en beneficio de estos.

Gracias al movimiento feminista, los hombres hemos ya recuperado algunos derechos en lo que se refiere a los sentimientos, a las relaciones con el hijo, etc. Y esto que es ante todo una defensa cultural puede devenir una lucha propiamente social y política contra este mundo de managers y empleados, contra esta vida en la que uno se pregunta finalmente si sirve para algo más que hacer funcionar la máquina”. 

Los signos irrefutables del colapso


Ciudad del Cabo es la primera ciudad ostentosa que empieza su agonía hacia el colapso. Millones de personas que vivían en el confort de una sociedad moderna comienzan su "guerra" por el agua. Si bien esta guerra por el líquido vital no es nueva, porque muchos desclasados del mundo ya lo vienen haciendo hace tiempo, lo significativo de este hecho es que se inicia un proceso de disputa mundial de todas las clases sociales por el agua y que, además, pondrá en desarme a enormes ciudades como la de Ciudad del Cabo, que por su ubicación y las condiciones que impone el cambio climático no tiene esperanza de sobrevivir. Esto provocará guerras internas y expulsiones y muertes, previas a la muerte misma de esta ciudad. Si esto no es el comienzo del colapso ¿qué es? Más nos vale que tomemos conciencia de que ya no son amenazas, son los primeros ladrillos del inicio del derrumbe.

https://www.bbc.com/mundo/amp/noticias-internacional-42742476

martes, 16 de enero de 2018

Se viene el internacionalismo de la contaminación plástica



China a sabiendas de la terrible situación de contaminación que implica el reciclaje de plásticos ha determinado en este enero de 2018 dejar de importar un gran porcentaje de basura extranjera. Si sabemos que China importa nada menos que la mitad de mugre plástica del mundo (10 millones de toneladas solo en 2017), imaginemos el colapso de los vertederos "tradicionales" de los países de origen basural. El aumento de la contaminación de nuestros países es un evento inevitable, entre otros problemas que acarrearán el proceso de reciclaje de este tipo de desechos. 

¿Qué pasaría si China dejara de exportar todo el plástico residual que el mundo capitalista le vive agradeciendo? Simplemente cada país tendría que buscar (forzar a) nuevos países o sus propias regiones geográficas que ofrezcan trabajo esclavo e insalubre para reciclar, aumentando la contaminación en forma más expansiva que la que hacía China en su espacio y con su pueblo. Una especie de internacionalismo de la contaminación plástica. 

Mientras el capitalismo siga con su lógica del consumo serial y de derroche, se nos van acortando las verdaderas chances de no ahorcarnos como especie. Nuestra sociedad colapsa frente a nuestros ojos cada dia con cada nuevo problema, donde el sistema ya  no le estarían quedando elementos suplentes para sostenerlo. Si el capitalismo continúa esta década, o nos vamos muriendo contaminados con las nuevas plantas recicladoras o nos ahogamos con la basura plástica. 

https://crashoil.blogspot.com.ar/2018/01/el-tsunami-de-plastico.html

miércoles, 10 de enero de 2018

El manifiesto del Unabomber se está volviendo más útil que el manifiesto comunista


17 años tuvo a la FBI en zozobra, un solo profesor en una cabañita desolada en Montana. Desde allí libró una importante y efectiva batalla cultural al capitalismo industrial. Logró sin ayuda de nadie, algo que las organizaciones anticapitalistas que con todos sus recursos no pudo ni puede, que le publicaran en los dos diarios más importantes del imperialismo, el New york times y The washington post, un documento que destroza a la sociedad industrial toda.
Theodore Kaczynski, apodado el Unabomber por la CIA, además de dejar en ridículo al servicio de inteligencia más poderoso del planeta, aportó para el debate político mundial algunas cuestiones más que trascendentales para la época en que transitamos. Una de ellas es qué debe hacer la sociedad con la tecnología. El capitalismo dice que hay que seguir desarrollándola en beneficio del capital; un grueso de los anticapitalistas dicen que también hay que profundizarla, pero en beneficio de los obreros. Kaczynski, sin embargo, acercándose a los postulados de los primitivistas, afirma con argumentos bastante sólidos que ninguna de esas opciones nos salvará del desastre, porque la técnica es parte del problema. La salida vendrá, aunque con problemas también, solamente destruyendo la tecnología (una especie de “muerte a la tecnología”). Esto quiere decir, que el uso de la tecnología supone un control progresivo de las libertades humanas y de sus recursos en aras de su perfeccionamiento, un círculo vicioso imposible de superar si es que realmente se pretende organizar la sociedad en base a la tecnología.  Dicho de otra forma, las sociedades dependerán cada vez más no de sus individuos, sino de lo que las técnicas decidan, de lo que el sistema organizativo plantee como efectivo. Algo que la mayoría de la izquierda mundial pasa por alto, y que además tiene como herencia un legado que corrobora este uso alienado de la tecnología (por ejemplo, El Mar de Aral en manos del socialismo ruso). Esta situación  ya se da a escala global, donde la gente vive para el sistema y no al revés. 
En el manifiesto hay interesantes pinceladas temáticas que sirven para ayudar a caracterizar el precolapso, que van desde los límites de la sociedad industrial,  cómo funciona la izquierda y sus gruesos problemas de incomprensión de la situación planetaria, hasta la tan relegada problemática de la psicología de las masas y su vínculo con la política. En fin, un texto para leer con atención, por el grado de compromiso de su autor y la enorme coherencia y lucidez con que se analizan los verdaderos problemas de la humanidad.


sábado, 6 de enero de 2018

No es el frio o el calor lo que nos está matando, es el capitalismo y sus consecuencias ecológicas


15.000 científicos alertan de que el colapso es inevitable, pero seguimos creyendo que todo seguirá igual. Vamos al matadero directo como bacas, pero nuestras ideas y políticas siguen adaptándose a un mundo que está por desaparecer por completo.  La urgencia es tal que quizás los problemas que se nos vienen encima nos amenazan con hasta aniquilar el propio sentido común. ¿Cuánto debemos esperar para que las organizaciones políticas se pongan a discutir el tema? ¿Cuántas firmas y estudios se necesitan para entender que con estas formas de lucha política que se vienen sosteniendo autistamente no vamos a logar más que contribuir con nuestra extinción?  

http://scientistswarning.forestry.oregonstate.edu/sites/sw/files/Spanish_Version_11-13-17.pdf

martes, 2 de enero de 2018

Michael Ruppert, un ex policía que sabía lo podrido que estaba el sistema más que cualquier zurdo




Michael C. Ruppert, fue un policía norteamericano que luego de transitar por la doble cara de la institución policíaca, la que se presenta como honesta frente al público y a sus agentes,  y la que es en el plano de realidad,  la corrupta, se convirtió en un periodista de investigación al no poder manejar esas contradicciones. Comienza allí su aprendizaje sobre el colapso. 



El documental en cuestión es una larga entrevista a Ruppert, quien presenta un argumento sólido y contundente (como devastador) de la verdadera situación mundial de la energía y la necesidad urgente de prepararse para enfrentar la caída abrupta de toda la civilización.  



Hay algunas consideraciones destacables y que abren el debate. Por ejemplo, la que gira en torno a las tareas de los partidos políticos en un escenario de declive energético, que para Ruppert ya mismo estos, de izquierda a derecha, debieran ser arrojados el basurero de la historia. En ese sentido, creo que si nuestros partidos políticos hoy no se sientan a discutir seriamente sobre un nuevo plan de acción que tome en cuenta que en los próximos años no tendremos una sociedad organizada como lo está hoy, le terminarán dando la razón a Ruppert. Otra consideración es la de cómo plantear (en qué términos) el tema del colapso cuando el destinatario solo está preocupado por cuestiones inmediatas. La anécdota de Ruppert sobre esto último vale más que mil ejemplos : ´cuando yo estaba explicando mi teoría apocalíptica alguien me gritó: “bájate de ahí que necesitamos la madera”, como si yo fuese un mesías clavado en una cruz´. Ahí radica un problema muy recurrente en la izquierda anticapitalista, que tiene que ver con presentar a todo aquel colapsista como antimarxista y como iluminado (peyorativamente)  por el solo hecho de argumentar las limitaciones del reduccionismo interpretativo de la ortodoxia partidaria, cuando los partidos autoproclamados anticapitalistas contribuyen también -indirectamente- a depredar ("necesitamos la madera") los recursos con sus claudicaciones, traiciones, políticas insuficientes o incorrectas, manteniendo de alguna forma la maquinaria industrial y destructiva capitalista. Por último, la metáfora que utiliza Ruppert para hipotetizar lo que habrá que hacer cuando el colapso muestre su peor rostro es perturbador pero no por eso menos posible: “Si estás en un camping y un oso ataca no necesitas ser más rápido que el oso. Te basta con ser más rápido que el más lento de los campistas”. Como bien lo expresa Ruppert, nadie, ni siquiera la organización mundial podrá cambiar las leyes físicas. La entropía hará su trabajo muy a pesar nuestro y, en ese sentido, lo único que podremos hacer es organizarnos localmente para idear la supervivencia.