jueves, 13 de julio de 2017

La naturaleza ya firmó su sentencia, la izquierda su notificación



El desprendimiento de la masa de hielo llamada "Larsen C" acaecido en estos días es un hecho geológico y político de una magnitud colosal. Digo político porque las consecuencias de esto serán también en el orden político. Esto quiere decir que todas aquellas apreciaciones científicas o banales sobre este acontecimiento (abundan en los medios y redes)  que no lo vinculen con el devenir político no suman en nada, sino más bien para relleno del espectro mediático. 

Si partimos de la idea que nos aportan los científicos debemos saber que este iceberg "Larsen C" fue en su momento parte del muro de contención del hielo glaciar. Al no estar donde debería los pronósticos del posible colapso del glaciar  activan las alarmas sobre el destino de la humanidad. Si a esto le sumamos que el cambio climático no es un invento, entonces, las consecuencias de esta aceleración inusitada del deshielo debería ser tomada con toda la seriedad política que se merece. Las muestras son elocuentes. La grieta se hizo fractura, la fractura provocará otras con el tiempo hasta llegar inevitablemente al aumento sustancial de los mares y la consecuente inundación de las ciudades costeras del mundo. En este preciso momento, la naturaleza está firmando nuestra sentencia y nosotros nuestra situación de notificados. La irreversibilidad de los procesos termodinámicos ha adquirido el estatus de premisa política. Todas las luchas que se libren en la tierra están ya determinadas por el curso de la crisis ecológica y no por sus vanguardias y condiciones subjetivas y objetivas. De nada serviría ganar pequeñas luchas si en estos años los obreros no toman el poder. De qué serviría mantener puestos de trabajo por un año o dos, cuando  no nos queda más de medio siglo para empezar a construir una sociedad nueva, como decimos los socialistas. ¿Acaso un marxista revolucionario cree seriamente que construir el socialismo, así como venimos (y mirá que dentro de los socialistas hay de todo), se puede hacer en un par de años? Por ejemplo, el socialismo triunfal podría cambiar el paradigma energético (principal tarea para dejar de contaminar y hacer frente al declive del petróleo), pero, ¿cuánto tiempo le llevaría hacerlo en un mundo que vivió históricamente alienado por el capital? Difícil creerle a este marxista mormón. Esto es lo que realmente preocupa, la ineptitud de esta izquierda autista que no es capaz de discutir con seriedad lo que ocurre frente a sus ojos. Si con 6.000 kilómetros cuadrados de "seriedad" que deambulan por el océano como muestra mínima de lo que viene, la izquierda todavía sigue pensando que no hay que cambiar nada en la estrategia, deberíamos también firmar nuestro testamento para los microbios. 
 El caos se avecina y los revolucionarios estamos pintando en el pizarrón un socialismo para dentro de cien, doscientos  o trescientos años, colaborando, incluso, para que ello sea así y no para ayudar a acelerar la maduración de la revolución.  

Las alarmas deben prenderse ahora en este preciso momento en que todavía podemos pensar "tranquilamente" caminos para recorrer en esto que llamo la resistencia en el colapso.

Quien pretenda levantar una consigna que exprese la esperanza de controlar de nuevo la naturaleza estará planteando nada menos que una consigna reaccionaria. La naturaleza llegó al punto en que no negociará más con nosotros, seremos nosotros los que deberemos adaptarnos al mundo catastrófico que hemos permitido alcanzar.  Ninguna revolución podrá construir de nuevo ese muro de contención glaciar, solo quedará para ella resistir los terribles coletazos que nos tiene preparado la madre naturaleza por nuestras estúpidas posiciones egocéntricas, sectarias y nihilistas, las cuales nunca pudieron derrotar al nefasto capitalismo mundial, lo cual, al parecer, será por obra y gracia del mayor revolucionario de todos: la evolución natural. 



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