jueves, 27 de junio de 2019

¿Vamos a esperar que las llamas nos abrasen para dejar las biblias de derecha e izquierda?



Así como Georg Lukács entendió que el marxismo debía reactualizarse profundizando no solo la continuación sino también la renovación del viejo método dialéctico hegeliano, todo el marxismo contemporáneo tiene la obligación urgente de hacerse cargo de los problemas (terribles) a nivel teórico en esta actual crisis climática. Es innegable que la inevitable escasez de recursos, así como la pérdida progresiva de condiciones para la vida humana hacen que todos los programas marxistas hechos hasta el momento queden al borde de su exclusión total para el devenir político. Es hora de decirlo abiertamente, o se suman a la lucha ecológica aportando desde un análisis que incorpore realmente la cuestión colapsatoria, o habrá que empezar a abandonarlos por autistas. Están avisados.


Aquí Lukács mostrando el rumbo ya en 1922: "Lo que diferencia decisivamente al marxismo de la ciencia burguesa no es la tesis de un predominio de los motivos económicos en la explicación de la historia, sino el punto de vista de la totalidad. Esta paradoja  metodológica se agudizaba aun por el hecho de que la totalidad se entendía como portador categorial del principio revolucionario en la ciencia: 'El dominio de la categoría de totalidad es el portador del principio revolucionario en la ciencia'. "

Es decir, si las variables ecológicas que hoy se manifiestan irrefutables desde la teoría como a nivel empírico, ¿cómo es posible que ese marxismo obstinado siga lanzando consignas que continúen poniendo en funcionamiento la maquinaria destructiva? ¿Acaso la izquierda revolucionaria no decía que había que parar las guerras mundiales para que no sigan muriendo obreros y campesinos en nombre del capital? ¿Acaso no estaba peleando hace décadas para frenar la colisión atómica entre los países imperialistas? Esto es peor aun, y la izquierda anda volanteando que hay que seguir con las fábricas a todo lo que dé con tal de que se "mejoren" las condiciones de vida de los obreros, "bienestar" relativo ya que hay que empezar a discutir cuál son nuestras posibilidades no solo para comer, sino para garantizar las condiciones ecológicas para un nuevo tipo de "bienestar" que en nada se parecerá a la que ha dado este capitalismo a la clase explotada. La lucha política no es un mera lucha económica, y más en este marco epocal en que se fagocitan sistemáticamente las columnas de la estructura civilizatoria. 



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