lunes, 6 de agosto de 2018

La conciencia es un proceso complejo pero que depende de formas simples de vida que no están siendo atendidas

La humanidad imprime su huella en el mundo natural y lo transforma, pero lo que muchos se olvidan o no quieren aceptar, incluso un sector amplio de la izquierda anticapitalista, es que también la naturaleza imprime su huella en el mundo humano y lo transforma:
«.. el capullo desaparece al abrirse la flor, y podría decirse que aquél es refutado por ésta; del mismo modo que el fruto hace aparecer la flor como un falso ser allí de la planta, mostrándose como la verdad de ésta en vez de aquélla. Estas formas no sólo se distinguen entre sí, sino que se eliminan las unas a las otras como incompatibles. Pero, en su fluir, constituyen al mismo tiempo otros tantos momentos de una unidad orgánica en la que lelos de contradecirse son todos igualmente necesarios, y esta igual necesidad es cabalmente lo que constituye la vida del todo.» Prólogo de Fenomenología del Espíritu.
Es evidente que la naturaleza biológica tiende transformarse en naturaleza humana consciente, es decir, existe ya la subjetividad en forma latente en los niveles orgánico e inorgánico de la realidad que revela un empeño hacia la conciencia; pero es falso que los humanos seamos superiores al resto de la naturaleza, lo cual debe hacernos replantear los marcos del "dominio" impuestos desde distintas variantes políticas que van de derecha a izquierda. En realidad, aunque seamos un grupo de organismos muy complejo y subjetivo, somos en realidad más dependientes del fitoplacton de los océanos -formas muy simples de vida-, que nos proporciona gran parte del oxígeno atmosférico, que el fitoplacton de nosotros.
Con todos los cambios, desequilibrios, pérdida de diversidad y daños en la naturaleza, todavía hay los que andan diciendo que los programas políticos de cien años atrás todavía no deben cambiar un ápice.

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