lunes, 13 de agosto de 2018

Los marxistas deben separar entre ecologismo y ecología de manera urgente



Comúnmente suele confundirse “medio ambiente” y “ecologismo” y, en el peor de los casos, ambos términos con el de “ecología”. Precisemos. El ecologismo es el activismo con el objetivo establecido de mejorar el medio ambiente. Lo cual se traduce en programas de educación pública, de apoyo, legislación y tratados. Mientras que la Ecología es una ciencia, un estudio científico de la relación entre los organismos y su medio ambiente.
Para testificar de la larga historia del término (no se puede alegar ignorancia solamente) traigo a colación la primera referencia explícita de la palabra “ecología”, la cual data de 1866 cuando el zoólogo alemán Ernst Haeckel, luego de leer a Darwin, escribió:
“Entendemos por ecología el cuerpo del conocimiento referido a la economía de la naturaleza, la investigación de las relaciones totales del animal tanto a nivel inorgánico como orgánico. Incluye sobre todo, sus relaciones amistosas y no amistosas con aquellos animales y plantas con los cuales entra en contacto directa o indirectamente, en una palabra, la Ecología es el estudio de aquellas relaciones complejas a las que se refería Darwin como condiciones de lucha por la existencia”.
Según vemos en Haeckel, la lucha por la existencia (teoría de la selección natural) es la piedra angular de la ciencia de la ecología. Provee un mecanismo que permite que el estudio de la ecología vaya más allá de las descripciones de la historia natural y examina los procesos que controlan la distribución y la abundancia de organismos.
Dicho esto, ¿qué espera el marxismo contemporáneo en todas sus variantes e intérpretes en incorporar dicha ciencia en la reelaboración de sus programas políticos? Es incongruente que la política marxista (de las demás corrientes se puede llegar a entender su interesado reduccionismo) solo privilegie a la economía, la sociología, la psicología y la filosofía, en desmedro de una de las ciencias más importantes y estructurales de la existencia, la ecología. Es obsceno que hablemos de las tasas de interés y la proporcionalidad de los ajustes del sistema sin mirar las limitaciones ecológicas que nos plantean el estado actual de nuestra biosfera. El marxismo debe ser superado, no hay dudas de ello. Una abordaje comprometido de nuestros problemas no puede  solo reducirse el análisis  y propuesta de acción sobre la mera  cuestión económica de la lucha de clases. Debe sumarle nuevas aristas que replanteen tanto la cuestión organizativa para la lucha como el tipo de propaganda y preparación para el futuro inminente. Y es  la Ecología a la que deberemos recurrir principalmente para plantear consignas que sean consistentes con lo que el socialismo pretende, que no es otra que lograr sobrevivir a esta gran colapso, sin que ello signifique renegar de la sepultura de la burguesía y su sociedad de consumo.
 



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