Con una mayor
aceleración de la entropía planetaria, se hace necesario repensar la sociedad
posindustrial que deberemos construir. En una sociedad así, la racionalidad
económica no puede ser la guía como ha venido siendo en nuestras sociedades
occidentales. La búsqueda de actividades autónomas y de valores no económicos deberán
ser el norte de esa construcción. Mientras que hoy algunos defienden abandonar
los hogares para cambiar el mundo vía salario de por medio, con una sociedad en
colapso tal consigna perderá todo su valor. En este preciso momento, el planeta
exige una revolución no solo política, sino cultural. Empezar a desmarcarse de
los principios de la competencia, acumulación y rendimiento para comenzar a poner
en ejercicio los de reciprocidad, ternura, gratuidad y amor a la vida en todas
sus formas, es base y condición sine que non para aquella sociedad del futuro.
Y la que mejor puede ayudarnos a los humanos en las próximas décadas de crisis
total es como dice Alain Touraine, la mujer:
“El
movimiento feminista es un movimiento de liberación no de las mujeres sino de
los hombres por las mujeres. En efecto, uno de sus aspectos más importantes, es
que se opone a los modos financieros y militares, al poder del dinero y de los
grandes aparatos, y que reivindica en nombre de una voluntad el organizar su
propia vida, de trabajar relaciones personales, de amar y ser amada, de tener
un hijo.
De todos
los movimientos, es el movimiento feminista el que mejor resiste la creciente
influencia de las grandes empresas sobre nuestra vida cotidiana. Solo las
mujeres han preservado en ellas lo que el poder machista dominador aplasta en
los hombres. Debido a que han sido totalmente excluidas del poder político y
militar, las mujeres han logrado mantener vivas las capacidades relacionales
que han sido amputadas a los hombres por los aparatos – o que los hombres mismos
se han amputado en beneficio de estos.
Gracias al
movimiento feminista, los hombres hemos ya recuperado algunos derechos en lo
que se refiere a los sentimientos, a las relaciones con el hijo, etc. Y esto
que es ante todo una defensa cultural puede devenir una lucha propiamente
social y política contra este mundo de managers y empleados, contra esta vida
en la que uno se pregunta finalmente si sirve para algo más que hacer funcionar
la máquina”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario