martes, 27 de junio de 2017

Bellamy Foster nos plantea la radicalidad o la extinción futura

John Bellamy Foster plantea desde el marxismo algo que en este blog venimos sosteniendo incansablemente, la tarea imprescindible del marxismo de reconocer aquella histórica invisibilidad de los trabajos científicos que intentaban avanzar en una mirada más integral de lo que llamamos "realidad planetaria". Mucho se ha escrito sobre el asunto de la biosfera, pero estos trabajos  no han calado mucho en las elaboraciones teóricas que permitan afirmar que existe una "integración" de lo que se descubre científicamente y las estrategias marxistas. 


Foster entiende -como nosotros- que la crisis ecológica no es una mera cuestión económica y tecnológica a resolverse con una política paliativa ni siquiera con una hipotética toma del poder de las clases explotadas. El problema es más profundo y necesita del abordaje necesariamente de lo ambiental para no ir al desastre de manera prematura:

"Pero la ciencia social dominante, la que sirve al orden social dominante y a sus capas dirigentes, hasta ahora ha servido para oscurecer estos temas, poniendo su peso en las medidas paliativas junto a soluciones mecanicistas como los mercados de carbono y la geoingeniería. Es como si la respuesta a la crisis del Antropoceno fuese estrechamente económica y tecnológica, compatible con la ulterior expansión de la hegemonía del capital sobre la Tierra y sus habitantes -a pesar de que el actual sistema de acumulación de capital se encuentra en la raíz de esta crisis. El resultado es empujar al mundo a un peligro aún mayor. Lo que hace falta, por tanto, es reconocer que es la lógica de nuestro actual modo de producción -el capitalismo- lo que se interpone en el camino para crear un mundo de desarrollo humano sostenible que trascienda el desastre en espiral que de otra manera espera a la humanidad. Para salvarnos debemos crear una lógica socioeconómica diferente que apunte a fines humano-ambientales diferentes: una revolución ecosocialista en la que las grandes masas de la humanidad participen".

También aquí, en el blog,  decíamos que la radicalidad escalará pronto como una necesidad de época que pondrá en tensión los límites subjetivos de las masas. En el artículo de Foster encontramos ese llamado a la radicalidad, y en aquel encontramos también una crítica a la izquierda anti-capitalista, la cual ingenuamente pretende convencernos que la simple toma del poder puede revertir nada menos que un colapso de la civilización:

"Es el capitalismo y el medio ambiente global alienado que este ha producido lo que constituye hoy nuestra 'casa en llamas'. Los ecologistas mayoritarios, ante este monstruoso dilema, han preferido generalmente hacer poco más que contemplarlo, observando y haciendo pequeños ajustes a lo que les rodea en el interior mientras las llamas lamen el tejado y toda la estructura amenaza con derrumbarse a su alrededor. El punto, en cambio, es cambiarlo, reconstruir la casa de la civilización con principios arquitectónicos diferentes, creando un metabolismo más sostenible entre la humanidad y la Tierra. El nombre del movimiento para conseguir esto, surgiendo de los movimientos socialistas y ecologistas radicales, es ecosocialismo, y Facing the Anthropocene es su manifiesto más actualizado y elocuente".

Si Foster habla de "reconstruir la casa de la civilización" no está diciendo otra cosa que todo se viene abajo, a pesar de las buenas intenciones del socialismo. Partir de esa caracterización es desde donde hay que empezar a elaborar el destino de la humanidad.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=228411&titular=la-crisis-del-antropoceno-

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