jueves, 1 de junio de 2017

La izquierda revolucionaria o cambia de estrategia o muere, simple

Olas de calor, inundaciones que serán el patrón de este siglo, propagación de enfermedades de todo tipo, se confirma  la llegada a los temibles 2 grados centígrados de aumento general de la temperatura y con ello la aceleración de los efectos catastróficos para estos 20 años; pérdidas  e inversiones millonarias para hacer frente a los desastres; prontamente escasez de productos alimenticios; sin embargo, la única que no está preocupada verdaderamente por estas señales es la izquierda revolucionaria y su siempre respuesta de manual: no podemos hacer nada cuando las masas no quieren (muy mala respuesta para un marxista que entiende que las condiciones subjetivas no responden de un determinismo, y peor aún cuando nos dicen que están haciendo algo revolucionario cuando trabajan para que las masas voten a uno u otro "cuadraso" revolucionario en una elección proscriptiva).  Los propios científicos ya están pidiendo alarmados la intervención política, lo demuestra este libro. El peligro, además, es justamente quiénes serán los encargados de organizar la mayor resistencia de la historia humana frente a lo que algunos todavía no entienden (pero lo entenderán a la fuerza) AL COLAPSO DE NUESTRA CIVILIZACIÓN.

No sirve tocar el tema del cambio climático como algo marginal, como un temita entre algunos cuadros y dirigentes a escondidas de la militancia y del pueblo solo para discutir con tipos como yo que supuestamente "perdemos" el tiempo tocando estos temas. Porque este problemón llegó para quedarse y ya es el problema central de toda la clase obrera, única clase que puede hacer algo al respecto. Entonces, dejemos de lado un poco la democracia burguesa, y empecemos a ver qué podemos hacer para colaborar con esas condiciones subjetivas de nuestra clase para que no solo tome conciencia de su explotación, sino que empiece a saberse como parte de una generación de la que depende toda la vida humana. Habrá que tratar estos temas con absoluta seriedad y con un cambio de estrategia que pueda esperanzarnos en una salida lo menos traumática posible. Y para esto, hay que trabajar un montón, pero desde ahora, no cuando las aguas nos inunden los locales partidarios.

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