jueves, 25 de mayo de 2017

Decrecimiento o barbarie

Una de las frases marxistas más conocidas y que se repiten hasta el cansancio por la izquierda revolucionaria es aquella que reza  "socialismo o barbarie", convertida ya en un cliché cuando se terminan los argumentos. Ambos términos antagónicos hasta hace un siglo valían para poner en entredicho al régimen capitalista. Hoy ambos conceptos, socialismo y barbarie, tienen un vínculo más cercano. Uno no supone la anulación del otro. Ni el socialismo tiene posibilidad de evitar mágicamente la barbarie que implicará la ola de catástrofes genéticas, ambientales, sociales y políticas que nos depara el colapso de este tren que no se detiene, nuestra civilización. Es una falacia aquella premisa de algunos ilustrados marxistas que creen que una revolución sin más resolvería los problemas venideros. Solo basta observar un ejemplo contundente en el gran ejemplo de revolución socialista, la rusa. La revolución, aunque ya estalinizada, secó uno de los lagos más grandes del mundo por necesidades estratégicas, el mar de Aral.

Serge Latouche, economista y filósofo francés, pone el foco en donde hay que ponerlo: Mientras que el crecimiento tiene varias teorías, el decrecimiento no tiene ninguna. Solo tenemos un eslogan provocador para ir contra el discurso dominante (que dice que hay que seguir creciendo), donde los decrecentistas (donde me incluyo) son  una especie de  creyentes en el "acrecimiento" pero que no saben cómo mierda hacerlo. Es el gran vacío teórico que hay. Sin una teoría del decrecimiento no hay forma de que ninguna revolución pueda tener éxito en las próximas décadas. Ahí la izquierda mundial debe poner el foco lo antes posible.



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