miércoles, 31 de mayo de 2017

Marx le debe una disculpa a Malthus

Marx –contestando a Malthus- afirmaba que la miseria no proviene de un número excesivo de habitantes, sino de la persistencia del modo de producción capitalista y que el odio de las clases trabajadoras contra Malthus estaba plenamente justificado. En el frente antimalthusiano concluyeron no solo marxistas, sino también la iglesia católica, aunque con intereses distintos. Primera llamada de atención para un verdadero marxista, la de congeniar con una institución reaccionaria como la iglesia sin por lo menos profundizar en ello. Con esto no quiero decir que el marxismo no sirve (me considero marxista) sino que la ortodoxia marxista es una contradicción más dentro de un mundo contradictorio como el capitalista. Malthus tenía razón y Marx en esta no. Marx tuvo enormes contribuciones en materia de preocupación sobre el problema humano y su entorno, pero se pasó de rosca con Malthus. La cuestión es que los soñadores leninistas del siglo soviético (1917-2017) deben tocar el suelo y comprender que la premisa malthusiana de que no se puede crecer sin límites está confirmada, mientras que la solución al problema poblacional y alimentario no se resolverá simplemente con la revolución, sino con un cambio profundo de la vida humana acompañado de una inevitable regulación de la natalidad. Incluso si hoy mismo el socialismo se instalara mundialmente no podría resolver los terribles problemas de organización, teniendo que recurrir de nuevo a la estructura y lógica capitalista para alcanzar las tecnologías necesarias que puedan garantizar solamente alimento, salud y hogar. Mientras las masas esperarían el reacodomamiento en la transición socialista, no faltarán aquellas que no tengan ni las ganas ni la paciencia para sacrificarse en la racionalización de los recursos. Problemas que indefectiblemente llevarán a luchas por todos lados del mundo y que continuarán como focos revolucionarios interminables. Todo esto se debería justamente a la no preparación "colapsatoria" del marxismo revolucionario a semejantes consecuencias. Las sociedades se dirigen al abismo sin saberlo, y los revolucionarios enfrentarán no solo a la burguesía debilitada, al clima y a la falta de recursos, sino también a sus pares que de la noche a la mañana se les caerá el relato y la tranquilidad y no todos serán capaces de canalizar ese drama en aras de la revolución socialista.
Hay algunos que creen que solo hay que pensar en el presente inmediato, como si la estrategia a corto plazo solucionará mágicamente el efecto dominó  de esta época histórica que va al desequilibrio sistémico.


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