martes, 9 de mayo de 2017

Georg Kaiser, el teatro y la contaminación




Georg Kaiser había escrito esta obra dramática en función de la renovación moral del hombre, aniquilada por la carrera armamentística de la primera guerra mundial. Precursor del teatro de Brecht, la crítica social y la búsqueda del nacimiento del nuevo hombre en Kaiser era un fin en sí mismo. Obviamente, nunca nació semejante espécimen a lo largo de la historia sino que se siguió aniquilando la psicología de la clase obrera. Kaiser se equivocaba cuando planteaba desde la ficción la salida pacifista, cuando lo que urgía en aquellos tiempos históricos era la revolución violenta contra el capitalismo mundial, cuando la coyuntura "natural" todavía lo permitía. El autor alemán, de alguna forma, intuía por lo menos el posible escenario del futuro de las luchas. No sería la barbarie, único concepto erigido por el marxismo, sino la muerte de la humanidad. En la obra la fábrica trabaja incansablemente al ritmo de producción de un grupo de obreros organizados en una suerte de socialismo utópico. Fabrican GAS. Este gas alimenta la tecnología de absolutamente todas las máquinas del mundo por lo que la misma economía mundial depende del mismo. Esto plantea una realidad, que en el hipotético caso que la revolución triunfe, la transición será dar continuidad al desarrollo de las fuerzas productivas, porque nada se hizo ni se está haciendo para cambiar la lógica de la civilización. La obra continúa con la temida catástrofe. Un día la presión del gas comienza a aumentar descontroladamente. La fórmula del gas "se aparta de todo cálculo posible y vive independientemente". Es inminente que ocurra una gran catástrofe. La fábrica explota. Mueren miles de operarios. Como los cabezones obreros tienen el poder en ese mundo ficcional, deciden reconstruir la fábrica y arriesgarse de nuevo para poner en funcionamiento la vida, tal como la conocieron, porque en sus cabezas no tienen otros ojos que los de sus viejos patrones y sus proyecciones. Vuelve a explotar todo de nuevo. Y por si le faltaba más condimentos a la obra, el gobierno también presiona en volver a intentarlo, porque los tiempos de guerra nunca terminaron (ni terminarán) y hay que fabricar armas al rolete, y de nuevo a la fábrica, y de nuevo al gas, y de nuevo a reventar todo. Explosión por tercera ves. 
Kaiser era un adelantado para su época, ya alertaba que hasta el socialismo estaba en una encrucijada. EL calentamiento global todavía no aparecía a comienzos del siglo pasado, pero Kaiser lo pronosticaba simbólicamente. No me quedan dudas que el "nuevo hombre" que muchos socialistas han levantado como consigna es válida, pero solo nacerá si nos queda algo de tierra, agua, alimento y sangre en las venas.

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