Esta obra teatral de Gorostiza significó un nuevo teatro, independiente,
en pleno gobierno peronista. La pauta oficial iba por otro cauce, obviamente
nada cuestionador al rol de estado (algo calcado ocurrió en la era "K" con la
cultura). La obra nos ofrece una mirada realista sobre los efectos de la
alienación, convirtiendo el lema “no te metas” en el principio rector de una
sociedad. Todo ocurre en una panadería, patrón, inspectores municipales y
panaderos envueltos en un envenenamiento masivo del
barrio. El patrón como máximo responsable de su negocio nunca le importó
controlar la calidad de la harina con que se hacía el pan; los inspectores como
buenos burócratas siempre preocupados en proteger el orden establecido, solo
están pendiente de encubrirlo; los panaderos sabían que la harina estaba mala
pero suponían que es un problema de otro (del patrón) y que ellos siempre se escudan en su debilidad frente al sistema. Solo uno de ellos (el
nuevo panadero que ingresaba) se animó a cuestionar dicho accionar
irresponsable e indiferente. Se arma la podrida. Nadie se quiere hacer cargo.
La explosión del drama nunca llega. Todo sigue igual. Aunque el final pareciera
encerrar un paso adelante para el movimiento obrero, para mí es el sabor de la
gran derrota de nuevo, el escape. La explosión no es material pero sí mental,
uno de los trabajadores toma conciencia junto con la mujer del patrón y lo
abandonan porque tanto él (comprende que es un esclavo) como ella (cansada de
los engaños del marido y de su vida sin sentido) se dan cuenta que formar parte
de las instituciones capitalistas nunca los hará libres y que además siempre
estuvieron enamorados clandestinamente. Sin saberlo, Gorostiza había escrito en
la década del cincuenta una ficción sobre la contaminación y la incredulidad de
la sociedad moderna frente al problema. Sí. La misma que azota a nuestra
generación de proletarios que solo tienen en mente el pan de cada día o la
lucha sindical como horizonte más avanzado. La obra termina mostrándonos que los
que toman conciencia de la gravedad del problema solo les queda el escape, y
los que no se animan a tomarla, continuar con la vida tal como se las ofrece el
sistema, aunque más aleccionados frente al sacudón (pero eso no basta). Otro de
los puntos interesantes de la obra es la crítica al Estado, institución
inviable para garantizar la libertad de las personas y principal obstructor de
la conciencia individual y colectiva (gran crítica al peronismo). En fin, una
obra que nos hace replantear el rol de las vanguardias (principales referentes
ideológicos) que en vez de hacerle frente al problema central o se escapan del
conflicto o retacean la lucha.
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