Vladímir Vernadski,
científico comunista, logró impresionar con esta obra a nada menos que al mayor
teórico de la revolución rusa (el propio Lenin lo llamó el chico de oro).
Bujarin llegó a la convicción de que situar la historia humana dentro de un
contexto mayor de la biosfera era un esencial elemento de la puesta al día del
materialismo práctico de Marx (algo que hoy no vemos para nada en la izquierda
anticapitalista).Bujarin emprendió una batalla contra los elementos burdos del materialismo mecanicista, no solo al fascismo y al
misticismo. Comprendió que hay demasiada gente que ni se imagina la inmensa
riqueza de las formas de vida que actúan directa e indirectamente en los
procesos químicos y físicos de la naturaleza. Era consciente, además, que la
visión triunfalista de la relación humana con la naturaleza es ingenua, que en
realidad suponía una compleja relación recíproca que conlleva la coevolución.
Para muchos marxistas que no leen la biblia, con Bujarín se murieron los pocos
marxistas ecológicos rusos. En pleno siglo XXI, lo siguen matando (fue fusilado
por Stalin) con la indiferencia, pero esta vez los criminales son los
antiestalinistas. Paradojas de la historia.
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